Prioridades alemanas

En las últimas semanas, los alemanes se han visto enfrentados a un interesante dilema: respetar la independencia de la justicia o respetar la libertad de prensa. Al final se decidieron por la libertad de la prensa.

La historia es que hace poco aparecieron en la página ‘netzpolitik.org’, administrada por varios periodistas, una serie de documentos internos de los servicios secretos alemanes. Los documentos se referían, sobre todo, a la creación se un sistema para mantener vigilados a militantes de la extrema derecha.

La página ‘netzpolitik.org’ (que traducida al español podría ser algo así como ‘política en la red.org’), es manejada por un grupo de periodistas que en ningún momento se han escondido tras el anonimato y que, entre otras cosas, se ha convertido en un portal para revelar documentos oficiales. Algo así como wikileaks, pero con análisis.

Como era de esperarse, Hans-Georg Maassen, el director de los “Servicios de Protección Constitucional” de Alemania (elegante nombre para el servicio secreto), se molestó mucho y presentó una denuncia ante la Fiscalía. Si bien la denuncia fue contra “el desconocido” que filtró la información a los periodistas, y no contra los dueños de la página web, igualmente ese fue el inicio del proceso legal.

El siguiente paso lo dio Harald Range, el fiscal federal, jefe de la Fiscalía alemana, un funcionario nombrado por el Ministro de Justicia. Él inició un proceso por “traición a la patria”, un delito considerado como muy grave y que es penado con largos períodos de prisión, en contra de los dos principales directivos de netzpolitik.

La sola posibilidad de que dos periodistas pudieran ser juzgados por traición, cuando simplemente difundieron documentos que otros extrajeron de los servicios secretos desató un ola de descontento en Alemania.

Si bien el Fiscal Federal es un funcionario nombrado por le Ministro de Justicia, su autonomía ha sido muy respetada en el pasado e inicialmente nadie se atrevió siquiera a pensar en intervenir en la Fiscalía.

Pero las protestas fueron subiendo de tono y poco a poco los altos funcionarios del Gobierno empezaron a distanciarse de las decisiones del señor Range. Alemania está gobernada por una coalición entre demócrata cristianos, socialcristianos y socialdemócratas y las críticas contra Range empezaron a salir de miembros de todos los partidos que conforman la coalición.

Finalmente, el 4 de agosto, Heiko Maas, el ministro de Justicia, ordenó que Range se jubile. Para todos fue evidente que esta era una intervención en la autonomía del sistema judicial (los fiscales son, finalmente, parte de él), pero la opinión generalizada fue que esa intervención era preferible a cualquier limitación a la libertad de prensa. Envidiables aquellos países donde prima la libertad.

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