En visita a México como presidente electo, Alberto Fernández declaró que Lula, Corra y Cristina fueron “víctimas de un sistema judicial que articularon para perseguir a los líderes populares”. Las fotos de la posesión del binomio Fernández-Fernández muestran a Rafael Correa eufórico abrazándose con el flamante presidente argentino.
El Gobierno nacional optó por una representación discreta en la ceremonia de posesión: el embajador en Buenos Aires. Incluso Bolsonaro envió a su vicepresidente.
¿Buscará Correa que las elecciones de 2021 tengan un desenlace similar a las argentinas?
La cercanía de Correa con Cristina Fernández comenzó desde su campaña presidencial. Correa viajaba repetidamente a Buenos Aires, sin duda a aprender de la experiencia de Néstor, presidente desde 2003. Como Presidente, le erigió una estatua en Quito.
Correa asume la presidencia a principios de 2007 y Cristina sucede a Néstor a fines del año. Sus períodos son prácticamente idénticos, y mantuvieron gran cercanía.
A Cristina se le agotan dos períodos presidenciales en 2015, y pretende dejar un sucesor, Scioli. Pero no logra unificar al peronismo; Scioli pierde con Macri. Cristina enfrenta muchos juicios por corrupción, entre ellos uno sustentado por los cuadernos en que un chofer anotaba el reparto de dinero de coimas.
Pero Cristina es senadora, tiene inmunidad; para recuperar el poder escoge a Alberto Fernández, quien fuera ministro de Néstor, no particularmente cercano. Alberto une al peronismo. Cristina regresa al poder de vicepresidente, su hijo Máximo es jefe de la bancada oficialista. Habrá que ver cómo se llevan los dos mandatarios, y quién gobierna.
Correa no se postula en 2017, aunque hubiera podido hacerlo: la Corte Constitucional recibía instrucciones de Carondelet. A diferencia de Cristina, Correa tuvo éxito en colocar sucesor, aunque hubo un apagón informático en que se voltearon las tendencias electorales (similar al de Evo); el asesor Mangas posteriormente confesó que perdieron las elecciones. Pero Moreno se zafa de las ataduras en que le dejó Correa. En círculos morenistas se sostiene que Correa pretendía que Moreno haga el ajuste, para entonces destituirlo y elevar a la presidencia a Jorge Glas, quien siempre fue su sucesor preferido.
Correa como Cristina enfrenta muchos juicios, incluso uno sustentado en cuadernos de la corrupción. Pero como optó por Bélgica y tiempo con su familia, carece de inmunidad y podría ser sentenciado, aunque aún no hay nada en firme. No oculta el expresidente que contempla volver en 2021, bien como vicepresidente (tal como Cristina), o asambleísta, y posiblemente mandar desde ese cargo. Las encuestas lo ponen en la segunda vuelta.
En cuyo caso, el paralelismo de su proceso y el de Cristina, sería redondo.
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