Una espera de ocho meses

Un partidario de Mauricio Rodas reclamó porque el alcalde electo tiene que esperar "casi tres meses" para asumir sus funciones. Fue elegido el 23 de febrero (23-F) y solo ocupará el solio municipal el 15 de mayo. "Eso no está bien", dijo, protestando contra los autores de esa ley "sean quienes sean". En realidad, el plazo está exagerado, pero no entraña un problema grave y no fue con dedicatoria. Nos ocupamos del tema porque nos vinieron a la mente dos "largas esperas" que causaron estragos allá por los históricos años treinta. Vamos con las anécdotas.

Don Neptalí Bonifaz Azcázubi -ciudadano pelucón e ilustrado, nacido en Quito en 1870, hijo de padre peruano y madre ecuatoriana- fue elegido mandatario del Ecuador el 21 de octubre de 1931 y permaneció como presidente electo durante largos 10 meses. Eso se llama una terrible espera, más aún cuando fue tomando cuerpo y creciendo la acusación de que era peruano o, por lo menos, se había presentado como tal en varias oportunidades, según constaba en documentos que aparecieron en el seno del Congreso.

Fue un período dramático y tenso. La Constitución aprobada en 1929 -cuatro años después de la "Revolución Juliana"- fue el primer obstáculo. Sus autores incluyeron varios temas importantes y positivos pero uno que contribuyó al problema dispuso que el presidente electo asumiría sus funciones ante el "próximo Congreso" y pasaron ocho meses hasta que eso suceda. Las discusiones fueron enconadas, tensas, apasionadas, dramáticas. Bonifaz fue defendido por los conservadores y parte de los liberales y atacado por liberales e izquierdistas. Él se presentaba como liberal a la europea, luego de sus estudios en Francia y Suiza. No intervino en política y solo tuvo un cargo público -primer gerente del Banco Central- que lo desempeñó eficazmente. Se proclamó muy ecuatoriano pero aceptó que, durante etapas difíciles en las que peligraban los bienes de su familia, se presentó como peruano. "Errores de mi despreocupada juventud", dijo. Finalmente, el 20 de agosto de 1932 -10 meses después de su elección- fue descalificado por 46 a 38 votos y el 28 de agosto sus partidarios desataron la famosa "Guerra de los 4 días" que dejó un millar de muertos en Quito.

Poco después, en 1934, el doctor José María Velasco Ibarra fue elegido presidente del Ecuador, luego de una fulgurante carrera política que se inició en 1931, cuando cumplía 38 años. Pero tuvo también -de acuerdo con la Constitución de 1929- que esperar ocho meses para asumir el mando, el 1 de septiembre de 1934. ¿Qué hacer en semejante lapso? Pues tuvo que realizar viajes oficiales a Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina hasta que llegue la hora de que le pongan la banda. Sus adversarios, encabezados por el jefe liberal Carlos Alberto Arroyo del Río, se dieron gusto atacándole y desgastándole hasta que el 1 de septiembre juró como Presidente. El "Profeta" se cayó un año después. Pesó, pues, la larga espera.

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