Un trascendental capítulo en la historia del actual Ecuador se relaciona con el periodismo, siempre importante, aunque su aparición fue tardía y fugaz. El precursor de nuestra libertad, Eugenio Espejo, fue el iniciador del periodismo con Primicias de la Cultura de Quito, hito de nuestra cultura, no obstante haber aparecido solamente 7 números quincenales, entre fines de 1791 y mayo de 1792. Obviamente, entonces, los medios de impresión no tenían –ni nadie podía sospecharlo- la asombrosa tecnología de la prensa actual, cada periódico editado hasta en centenas de miles de ejemplares, en inmensas rotativas con multitud de ilustraciones a todo color; selectos equipos de redactores: columnistas, reporteros, cronistas, fotógrafos, todo un ejército de profesionales que han convertido en pan de cada día la necesaria lectura de noticias, editoriales, opiniones, sana crítica, caricaturas, informaciones, misceláneas con énfasis en cultura, economía, política, letras; puestos de distribución urbana en las grandes ciudades, agentes y corresponsales en cada urbe importante, distribuidores, vendedores y canillitas. Eugenio Espejo, pionero en el periodismo de esta porción de América y precursor de la independencia, apenas pudo editar, él solo, en mínima prensa manual, su periódico en ocho páginas, de tamaño no más grande que un cuaderno escolar, y formato pequeño contrastante con las grandes y numerosas páginas de periódicos modernos.
La vida deEspejo fue de constante lucha, sin embargo la aparición de su periódico despertó aplausos, aunque también hubo detractores. ¡Sembrar ideas luego de dos siglos de vasallaje era como profetizar dramáticos estallidos! Espejo obtuvo las autorizaciones necesarias: ya en el suplemento del Nº 1 dio a conocer la felicitación del obispo Pérez Calama, y hasta el recién llegado presidente de la Audiencia, Luis Muñoz de Guzmán, deseoso de congraciarse con las élites quiteñas y sin conocer la posición crítica de Eugenio, dio el permiso necesario. Desde el Prospecto reflexionó Espejo sobre ‘El periódico y la educación’ y en el suplemento dirigió una ‘Carta a todos los maestros de primeras letras sobre un medio fácil de conducir a los niños al conocimiento de las verdades más importantes’: ¡fue un semillero de inquietudes!
Espejo requería de la autoridad en sus escritos ‘una conducta prudente, sabia, activa y oportuna’, sus famosas banderas, puestas en las cruces de Quito decían: ‘al amparo de la cruz sed libres, conseguid la gloria y la felicidad’.
Dos semanas después del número 7 el presidente Muñoz de Guzmán suspendió el periódico y a comienzos de 1793 el Consejo de Estado desautorizó desde Madrid la publicación de Primicias, que no volvió a aparecer. Las críticas del Precursor leudaron en el 10 de Agosto de 1809 Quito eligió el primer presidente revolucionario de Hispanoamérica.