Mañana, recordará España los 523 años del hecho más relevante de su historia, la llegada a América. Desde entonces, a ambos lados del Atlántico, se han desencadenado procesos y propuestas llenos de luces y sombras, de tientos y de acentos, pero siempre con una profunda intensidad que hoy se traduce en el espacio que América ocupa en la Estrategia Española de Acción Exterior.
A lo largo del último año se ha puesto de manifiesto que la relación con Iberoamérica es fundamental para España, trascendiendo en muchos casos el ámbito de la política exterior.
Lo especial de ese vínculo queda definido en el título de la conferencia que el Rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, pronunció en 2012 en la Universidad de Harward: ‘España, una nación americana’. Lo americano es pues un elemento esencial de nuestra identidad como nación.
La Comunidad Iberoamericana de Naciones, que congrega el 10% de la población y del PIB mundiales, ha rediseñado su funcionamiento, poniendo colofón al proceso de renovación iniciado en 2012 en la Cumbre de Cádiz. La cooperación se ha dirigido al conocimiento, la cultura, la lengua, la cohesión social y el trabajo de nuestras empresas. Se ha reforzado el papel de la Secretaría General Iberoamericana como coordinadora del conjunto de organismos que operan en el ámbito de la Comunidad y se ha dado un enfoque más práctico.
España es el segundo inversor en América Latina, solo por detrás de EE.UU., con un sotck acumulado superior a los 150 000 M€. Nuestras empresas crean empleo y riqueza en sectores clave como energía, comunicaciones, banca, infraestructuras o turismo y sus contribuciones fiscales en Iberoamérica alcanzan los 40 000 M€ anuales.
América Latina sigue siendo destino preferente de nuestra cooperación, que ha alcanzado 15 000 M€ en los últimos 20 años y que hoy se adapta a los cambios experimentados en una región en la que la mayoría de los países ya son de renta media. Los nuevos instrumentos priman el apoyo a los cambios productivos, al fortalecimiento institucional, a la cooperación sur-sur y a la triangulación.
El sustrato último sobre el que se sustentan nuestras relaciones con Iberoamérica es el de los flujos de personas en ambas direcciones. En la actualidad 1,2 millones de españoles viven en América Latina (50 000 en Ecuador), y 1,5 millones de latinoamericanos lo hacen en España (500 000 ecuatorianos).
España ha llevado su compromiso con América Latina al resto de nuestros ámbitos de proyección internacional, especialmente a la UE, en cuyo marco hemos hecho valer que esta región es la que tiene cultura y valores más cercanos a los de la Unión Europea. Con intensa participación española la II Cumbre UE-CELAC ha lanzado un proceso de reflexión estratégica sobre el futuro de la relación birregional, ha reforzado el diálogo político, estrechado los lazos económicos y ampliado los campos de cooperación.
Permítanme compartir con ustedes el brindis por Ecuador y por España.
Embajador de España en Ecuador