La soñada investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno Español naufragó antes de concretarse. Habrá dos meses de intentos.
Las elecciones del 20 de diciembre arrojaron un resultado insólito en la dinámica acostumbrada desde la instauración de la monarquía parlamentaria construida al morir el caudillo Francisco Franco.
Los dos partidos que alternaron en el Gobierno: El Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español no lograron una mayoría suficiente para captar el poder.
Es más el Gobernante Mariano Rajoy, que ganó las elecciones como primera minoría, no logró apoyos para repetir.
Entonces el socialista Pedro Sánchez intentó lo nunca visto: buscó desde su segundo lugar sumar los votos. Le falló a Sánchez el acuerdo con los populistas de izquierda de Podemos y en la búsqueda de votos atrajo a la centro derecha de Ciudadanos. Suma insuficiente y con el voto contrario de Podemos y el PP, la investidura se le esfumó.
Otra vez el Rey deberá juntar a los políticos, como reza la Constitución ante el intento fallido. El 2 de mayo será una fecha tope. Si, como parece no hay fórmula que logre mayoría, las Cortes ( congreso) se disolverán y se convocará a nuevas elecciones para el 26 de junio. Mientras, sigue en el Gobierno el Presidente Rajoy que tiene presupuestos aprobados. La corrupción marcó su mandato tanto como la recuperación de la tremenda crisis económica.
Sánchez, que ofendió en campaña a Rajoy, se quedó también en la puerta del horno. Una alianza con la centro derecha fue el camino para los socialistas en su ambición de triunfo que se truncó con las exigencias inaceptables de los radicales de Podemos.
La política fragmentada no promete destrabarse así nomás. Si se repiten los resultados el nudo seguirá. Si cambian los vientos como pronostican las encuestas todo dependerá de sumas y restas, y de las minorías regionales difíciles de amalgamar.