España en elecciones: un billar a cuatro bandas

Nuevamente va España a las urnas al cabo de medio año. Otra vez el debate venidero se delata duro y demoledor. Pero algo ha cambiado.

Por primera vez desde que se inauguró el sistema de monarquía parlamentaria al salir del Régimen de Francisco Franco se hizo imposible que una fuerza pueda formar gobierno o convocar a darle apoyo, al menos para la investidura. Limbo.

Desde enero siguió el Presidente en funciones. Mariano Rajoy tenía previamente aprobado el Presupuesto. Su fuerza, el derechista Partido Popular, PP, había alcanzado el triunfo en las urnas pero sus números no eran suficientes para gobernar sin alianzas. Y las alianzas no llegaron jamás. El desgaste por los casos de corrupción de su alto gobierno lo bloquearon.

El candidato del segundo Partido en votos, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, pagó también su acre crítica al gobierno y su arrogancia y no obtuvo apoyos suficientes. Con el PP, ni hablar, dijo.

Podemos, la fuerza progresista de izquierda populista, mostró sus colmillos antes de tener un minuto de poder y colmó el diálogo para apoyar a Sánchez de exigencias inaceptables. Ambición, tal y como han operado los actores de la vieja política que prometieron cambiar y por la que cosecharon apoyos en las urnas.

Ciudadanos, de centro derecha, partido joven desde la tesis antisistema, pero reveló prácticas arcaicas, buscó alianza contra natura con el PSOE, que no prosperó.

Los comicios del 26 de junio repetirán sobre el paño un billar a cuatro bandas. Los partidos tradicionales, PP y PSOE y las fuerzas insurgentes, Podemos y Ciudadanos. Las encuestas muestran pequeños cambios: el PP se desgasta ( 28.8 en enero, 27.4, hoy), el PSOE baja (de 21.6 a 20.5), Podemos acusa el golpe de su ansiedad( cae de 21.9 a 17.7) y Ciudadanos crece de (13.3 a 15.6). Son datos de CIS publicados en diario ABC. Todo sigue en compás de espera.

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