Eslabón de unidad continental
L e debemos a Germánico Salgado el concepto de "eslabón" para caracterizar la misión de la integración andina como base de pisos superiores de unidad continental. Eslabón sugiere continuidad, profundización, consistencia y pertenencia a una estructura mayor. Con esta convicción, el primer artículo del Acuerdo de Cartagena, la carta constitutiva de la CAN, reconoce que el desarrollo regional es base para la formación gradual de un mercado común latinoamericano.
Cuatro décadas después de plantearse este desafío y del funcionamiento paralelo de bloques subregionales con arraigo territorial, cabe preguntarse: ¿es la CAN un eslabón de la integración? Y la respuesta, considerando su acumulado histórico, es definitivamente que sí.
Más en la práctica que en las percepciones, que lastimosamente no marchan a la par, la CAN es el mercado ampliado más perfeccionado de los países en desarrollo; una propuesta concreta de integración integral; y un esquema pluralista que valora la unidad desde las diferencias.
En un escenario contemporáneo en el que los países latinoamericanos encaran la transformación de su patrón productivo, tradicionalmente primario exportador, es interesante constatar que el 73% de los intercambios en el Mercado Ampliado Andino está constituido por bienes manufacturados, industrializados, generadores de valor agregado, promotores de empleo y dinamizadores de una progresiva diversificación exportadora. Su dinamismo, que no es inercial sino organizado y motivado por un sistema supranacional normativo, técnico y de resolución de controversias, conlleva un "efecto aprendizaje" que permite la incorporación creciente de micro y pequeños empresarios con sus economías complementarias; y un "efecto plataforma" que permite a los países andinos encarar negociaciones con terceros con altos niveles de calidad y competitividad.
Pero la CAN no es sólo un eslabón económico comercial, sino también una enriquecedora experiencia de construcción de derechos comunitarios andinos complementarios de los nacionales en ámbitos como el libre tránsito, trabajo, seguridad social y residencia. Con una visión de cohesión impulsa políticas sociales inclusivas. Vela por una cultura de paz y por fronteras hermanadas en políticas comunes. Tiene propuestas de defensa del patrimonio y desarrollo de las industrias culturales. Encara en conjunto una política de lucha contra el narcotráfico. Y enmarca su visión del desarrollo en un reconocimiento de la armonía entre sociedad y naturaleza.
Construidos nuestros estadios superiores de integración, Unasur y CELAC, corresponde recuperar las conquistas logradas por los sistemas subregionales y regionales de integración, para provocar convergencias y complementariedades que fortalezcan la unidad de nuestro continente.