El escenario próximo

Los actores políticos han comenzado a mover sus fichas con miras a las elecciones generales del 2013. La desesperación del Gobierno por pasar leyes al granel, subir impuestos, y tratar de controlar infructuosamente el explosivo gasto público, demuestran su preocupación frente al escenario electoral próximo. Si bien los sondeos otorgan buenas posibilidades al Presidente de ganar la reelección, es poco probable que Alianza País (AP) vuelva a controlar el Congreso y las instituciones claves que dependen de este como la Corte Constitucional o el CNE. La “revolución ciudadana” busca blindarse con leyes discrecionales y autoritarias que le otorguen márgenes de maniobra para el ciclo conflictivo y paralizante que podría darse a partir del 2013.

La oposición debe enfrentar, igualmente, problemas muy serios. Su altísima fragmentación y la proliferación de precandidaturas en todos los niveles políticos y territoriales, le vuelven vulnerable. Diversos actores han comenzado a buscar alianzas que permitan forjar candidaturas únicas. En el sector de la izquierda, Alberto Acosta y Gustavo Larrea, ex revolucionarios de AP, procuran agrupar a los decepcionados del Régimen y a construir una plataforma electoral con las personas que originalmente fabricaron el fugaz proyecto de la “revolución ciudadana”. Muchos analistas estiman que este frente podría fracturar al Gobierno y arrebatarle una buena parte del “electorado progresista”. Mi opinión es que el Régimen no se verá afectado por las acciones de sus antiguos aliados; los votos de AP pertenecen exclusivamente a Correa y no a la izquierda autodenominada ideológica. Será muy difícil que Acosta y Larrea repitan la hazaña –muchos dirían el chiripazo- del 2006 y encuentren otro caudillo que suba a la izquierda ideológica en la parrilla de su bicicleta.

El “centro” lucha, asimismo, por sortear grandes dificultades. Por un lado existen numerosos francotiradores sin mayor experiencia que piensan que su exposición mediática les da el derecho y la fuerza para aspirar a determinadas candidaturas. Figura también el movimiento CREO de Guillermo Lasso que ha construido una plataforma política importante y cuenta con estructuras de campaña muy organizadas. Aunque el centro constituya el único sector capaz de derrotar a Correa, subsisten cálculos personalistas que conspiran contra la unidad y el imperativo de contar con un solo candidato a la Presidencia.

El elemento perturbador de las elecciones será, como siempre, Álvaro Noboa y su populismo plutocrático con espasmos teológicos. En las actuales circunstancias, su candidatura podría restar más votos a AP que a la oposición. Recordemos que los populismos de derecha o de izquierda, comparten las mismas clientelas.

El próximo escenario electoral vendrá cargado de sorpresas.

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