Ya está claro que resultó un error la designación hecha por el presidente Correa –¿quién hubiera osado oponérsele durante la asamblea de Alianza País en el popular estadio del Aucas, al sur de la capital ? – para completar la fórmula que exhibirá aquel movimiento cuando las elecciones de febrero de 2013.
El ‘ungido’ fue el ministro Jorge Glas, virtualmente desconocido, como reemplazante del popularísimo Lenín Moreno, de la ocasión anterior. Pero como según lo expresa el dicho común, ‘una cosa lleva a otra y esta a su vez a la siguiente’, es imposible olvidar otras equivocaciones, a tiempo que lentamente empieza a desperezarse la campaña .
No cabe omitir lo sucedido cuando el ‘reciclaje’ o reencauche del enorme Gabinete, lo mismo que otro dato venido desde el exterior y absolutamente imprevisible, vinculado a Julián Assange, huésped permanente de nuestra embajada en el Reino Unido.
Porque en cuanto el equipo ministerial, se incurrió sobre la mala idea de nombrar a María Fernanda Espinosa como titular de Defensa Nacional: con eso se perdió a la única verdadera intelectual entre las ministras, y se la obligó a dejar la Cartera Coordinadora de Patrimonio, donde ha realizado una tarea de verdadera trascendencia. Es suficiente leer uno y otro de los números de una revista homónima, que María Fernanda alentó e inspiró, cada mes, sin que fallara uno solo. Allí se fue creando una auténtica doctrina en torno de las diversas clases de patrimonios; la esencial urgencia de conservárselos, así como también se publicaron con perdón de pecadillos de politiquería circunstancial – nadie es perfecto en este pícaro mundo –, fotografías, obras culminadas, comentarios de apreciable ilustración, etc., etc.
Y por cierto, las declaraciones del huésped permanente de la embajada ecuatoriana dentro de la severidad de Londres, mostraron cuán descaminados habían estado quienes intentaron convertir al pirata informático en una versión de Quijote internacional, enfrentado con nobleza y bizarría contra los enemigos de la libertad de información –acaso malignos neoliberales de estos tiempos–.
En definitiva y respecto de votos ciudadanos, el binomio de Alianza País da la impresión de que está asimétrico; se perdió una excelente coordinadora de los Patrimonios y falta aún por verse cómo se las arreglará dentro del mundillo de la fuerza pública; Julián Assange sostuvo que éramos ‘insignificantes’ como país, y él demostró que no es el caballero de La Mancha que sale en búsqueda de quienes ofenden a la doncella, o sea a la libertad de información.
Y con todo esto, ni siquiera están agotados los asuntos de gran incidencia sobre la opinión de la ciudadanía y de indudable influjo al momento de emitir los votos de los ciudadanos. Faltan por ejemplo, las ‘apagadas’ fiestas de la fundación española de Quito y el ruidoso decimocuarto campeonato nacional de fútbol alcanzado por el Barcelona de Guayaquil.