Confirmado: hasta el 27 de diciembre se inscribieron 80.281 candidatos para las elecciones próximas. Este Diario informó que semejante cantidad de aspirantes disputarán 29 prefecturas provinciales; 221 alcaldías; 867 concejalías municipales urbanas con personajes que acompañan al alcalde y, si es su voluntad política, apoyarlo u obstaculizarlo. También aspiran a las juntas parroquiales 4.094 candidatos.
En este mare magnum ¿por quién votar? El periodista no puede ni debe recomendar a nadie, pero sí emitir opinión sobre aquellos por quienes no se debe votar. En ese propósito, los primeros que no merecen el voto popular son aquellos que, a sabiendas, mienten ofreciendo “el oro y el moro”.
El elector sabe bien lo que un candidato puede cumplir y lo que es una mentira.
La Psiquiatría enseña que la personalidad humana contiene una serie de defectos que, al exagerarse, conducen a los distintos tipos de personalidad psicopática. Estos vienen a ser una especie de caricatura de una personalidad entendida como normal. Si tanto llega a exagerar esa caricatura, puede convertirla en psicótica. Hay categorías: los mitómanos o mentirosos, los histéricos, los explosivos, etc.; y entre ellos el “paranoide”, aquel de quien debemos cuidarnos para no dar el voto.
Seguimos las enseñanzas del Profesor español de Psiquiatría Dr. Emilio Mira y López. Dice del paranoide: produce la impresión, a primera vista, de ser un sujeto razonador en alto grado y amigo hasta la exageración de la verdad y la justicia. “Y no obstante, de continuo conculca en la práctica de su vida los principios que pretende defender”.
“A él le corresponde la máxima: dime de qué blasonas y te diré de qué careces”. Lo que él llama amor a la verdad y a la justicia no es sino un apasionado culto a sus modos de verlos en cada caso. “El paranoide se cree infalible en sus juicios y los reviste, en verdad, de todo el aparato de una argumentación silogística, pero olvida que los datos elementales que manipula (impresiones o vivencias) le son dados ya, en principio, deformados”… Añade: “Los tres defectos principales que de ello resulta son: la susceptibilidad, la testarudez y la desconfianza.
Esta última se explica –según la escuela psicoanalítica- por el fondo moral perverso de estos sujetos (“piensa el ladrón que son todos de su condición”).
En una valoración jurídica del paranoide, se lo halla con frecuencia y casi siempre como acusador, en demanda de satisfacciones morales o materiales. “Por ello se ha dado el nombre de “delirio querellante”, “locura pleitista” o “psicopatía reinvindicativa” al conjunto de vivencias y actos que acontece desencadenarse como consecuencia de cualquier –real o supuesto- atentado a sus derechos”.
Antes de votar, observemos la conducta de quienes sospechemos mitomanía o paranoia.