El enciclopedista Rodrigo Borja Cevallos enseña: “Los miembros de una clase social suelen identificarse por el tipo de trabajo que desempeñan, el nivel de sus ingresos, su estilo de vida, el destino que dan a su tiempo libre, sus usos y costumbres, sus concepciones éticas y sus apreciaciones estéticas”.
Dentro del esquema global de las clases sociales… “se ubica la clase media, a mitad de camino entre la alta burguesía y el obrerismo”. … “se puede observar que la fortaleza o debilidad de las capas medias es un indicador del desarrollo de un país. Hay efectivamente una relación permanente entre el status de ellas y el desarrollo. Mientras más desarrollado es un país, más grandes e influyentes son sus capas medias”. (Hasta aquí las citas)
La clase media en el Ecuador está en descenso, por la economía. Los lugares que dejan algunos intelectuales, se ocupan por personas de habilidades técnicas o manuales, pues los intelectuales no aprendieron ni siquiera a colocar un bombillo de luz; ni menos lidiar con las instalaciones de agua de su casa; ni a transportarse en carros populares, etc., etc.
Hasta el año 2000 hubo una clase media exitosa, no solo por su preparación intelectual sino por su economía. De pronto, unos políticos crearon en el Congreso “préstamos vinculados”. Muchos deudores de altas cantidades no pagaron los créditos, que habían sido dados a empresas fantasmas en conexión con el banquero principal. Vino la quiebra: un banco tras otro fueron intervenidos y liquidados. Muchos de la clase media que tenían sus depósitos, vieron con asombro que sus sucres perdían valor casi total; porque el dólar en lugar de cotizarse a 5 sucres, terminó cotizándose a 25 000 por cada dólar; y el saldo no entregaban en dinero efectivo, sino en certificados de depósito que, para convertirlos a billetes, sufrían descuento del 30%.
Uno que otro banquero fue a la cárcel por cinco años, … y no pasó nada más.
Se produjo fuga de capitales, y con el advenimiento “revolucionario” todo fue peor, porque la gente perdió fe en ahorrar y no depositó su dinero.
Ante semejante situación, el Gobierno “revolucionario” del señor Correa se dedicó a obtener préstamos y nos dejó endeudados, como se dice, “hasta la coronilla”. El actual continúa fiando porque sin dinero efectivo podría suspenderse inclusive las pocas obras en curso … y hasta el pago de sueldos.
La próspera clase media del Ecuador ha ido perdiendo poder adquisitivo. Muchos, para obtener un departamento, un vehículo a motor, muebles y más menesteres, se acogen al crédito, con tasa muy elevada si se piensa en la moneda vigente que es el dólar.
Los gobernantes se ven avocados a continuar fiando dinero. El último intento es acudir nuevamente a China, a la que ya debemos 6 489 millones de dólares.