¿El Partido gobierna?

¿El lector sabe del PRI – Partido Revolucionario Institucional- de México? Setenta y un años continuos en el poder, 1929-2000. Agotado ese país por la confrontación entre caudillos, se asumió la proclama de Francisco Madero -1910- “sufragio efectivo, no reelección”. No reelección del Presidente, pero la estructura del Partido siempre se mantenía.

No sólo captó el gobierno federal, sino también de todos los Estados de México, país federal, así como la dirigencia sindical y de organizaciones empresariales. Todo gobernaba el PRI.
El Presidente saliente, supuestamente para darle estabilidad a México, ejercía el “dedazo”, escogía a su sucesor. Posesionado éste, el saliente debía desaparecer de la escena, caso contrario era perseguido por el nuevo gobernante y su entorno, aun cuando su poder se lo debían al “dedazo”.

El macro discurso era de soberanía, antiimperialismo y nacionalismo. En los hechos, autoritarismo y encubrimiento a la corrupción, incluyendo prácticas de fraude para asegurar la sucesión. Ejercieron la represión contra los críticos. No tuvieron límites para la violencia.

Cuando perdieron el control de la dirigencia universitaria, ante una masiva protesta estudiantil, se produjo la masacre de Tlatelolco, octubre 2 de 1968.

Ya en profunda descomposición, perdió la elección presidencial el año 2000. Retornó al poder el año 2012.

En el Ecuador, llevamos más de una década con Alianza País, como partido gobernante. El ex presidente Rafael Correa, promovió a su sucesor, que al asumir tal calidad encontró un país diferente al relatado en las sabatinas de su antecesor. Fieles militantes del correato entraron en reciclamiento bajo la conducción de Lenín Moreno, salvo un reducido entorno que le queda a Correa..

¿Estamos ante un ensayo parecido al del PRI en México? Quiero creer que no.
El voto duro por el Sí, en la consulta del 4 de febrero del 2018, será el casi 50% de sufragantes de la segunda vuelta presidencial del 2017, que no votó por Moreno – Glas, salvo segmentos que estarán por anular la papeleta, porque se niegan a dar un voto de confianza a Moreno, sobre todo en la futura conformación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, con cuasi plenos poderes para separar a los designados en el correato y dirigir la nueva designación. Nada de mandato en blanco para que las decisiones y los nombres queden para el cogobierno de Moreno y de la colcha de retazos que sería la nueva mayoría de 70 votos en la Asamblea Nacional, es su enunciado.

El voto por el Sí de los ciudadanos que no se subordinaron al correato es por la transparencia y la verdad cuyo imperio debe asegurar Moreno, y no para que sólo Correa, Glas y los que se quedaron con ellos, sean marginados.

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