Entre los grandes y terribles eventos del año 1968 hay uno más cercano a nosotros pero menos recordado: la matanza de estudiantes que tuvo lugar en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre, en vísperas de la inauguración de esas Olimpiadas donde varios atletas negros de Estados Unidos alzaron el puño izquierdo en el podio, tal como ahora hincan la rodilla cuando escuchan el himno y reciben los insultos de Trump.
Meses antes de la matanza pasé varios días en un apartamento de Tlatelolco que me había prestado un tío. Ahí aprendí a desayunar con tacos, leí ‘Los hijos de Sánchez’, libro con el que Óscar Lewis inauguraba, grabadora en mano, el género del testimonio, y con mis 18 años impolutos sucumbí al encanto perverso de Catherine Deneuve en ‘Belle de Jour’, película del gran Buñuel en la que una señora burguesa se prostituía por placer mientras su marido iba a la oficina. Era mi primera salida al mundo y desde entonces sostengo que México es nuestro hermano mayor en lo bueno y en lo malo, todo multiplicado por cien. Desde sus grandes escritores y artistas hasta el narco que nos contamina.
El dato curioso es que ese mismo año nació Jorge Volpi, flamante ganador del Premio Alfaguara que estuvo recién en Quito, donde charlamos. Cuando estudiaba Letras en la UNAM, Jorge escribió un ensayo sobre el papel de los intelectuales en la rebelión estudiantil y luego publicó una novela de tono satírico: ‘El fin de la locura’, donde recrea en el agitado París de mayo del 68 a monstruos como Lacan, Althusser, Barthes y Foucalt. Monstruos que reverenciábamos en las aulas de Sociología. ¿Por qué te atrajo el tema?, le pregunté. Porque era un mito vetado por los gobiernos del PRI, respondió, pero su papá también estuvo en Tlatelolco y le platicaba del movimiento estudiantil.
Entonces nos enfocamos en la segunda época de oro del cine mexicano. Recalcó que antes del cross-over todos los grandes, salvo González Iñárritu que es autodidacta, se formaron en dos excelentes escuelas de cine del DF. Y que existe ya una nueva generación de fotógrafos tras la huella del 3 veces ganador del Oscar, Emmanuel Lubezki.
Del cielo de celuloide saltamos al infierno del narcotráfico, la violencia y la campaña electoral.
Que los candidatos no topan el tema, dijo, “como si viviéramos en Suiza a pesar de los 200 000 muertos en una guerra absurda que solo empeora el problema”.
Por último, Volpi cree que los caudillos populistas “hicieron bien el diagnóstico del neoliberalismo pero su ejecución fue desastrosa”. ¿Es López Obrador un chavista más? Que no, responde, porque pertenece a una tradición muy mexicana que se remonta a Lázaro Cárdenas, aunque esta es una elección entre 3 tendencias de derecha.
¡Chanfle! ¿Será que la izquierda murió con el siglo?