Elecciones en Venezuela

Tras haberse escrutado prácticamente la totalidad de los votos, los resultados de las elecciones seccionales en Venezuela confirman lo que en días pasados se pronosticaba: el chavismo obtiene la mayoría de las alcaldías pero la oposición conquista las capitales de los municipios más importantes.

Luego del conteo del 97,52% de los votos, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 5 111 336 votos en todo el país y los partidos de la oposición, aglutinados en la lista de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), sacaron 4 435 097. Si se compara con las elecciones presidenciales del mes de abril de este año, la ventaja se amplió del 1,49% al 6,52%.

Con una participación del 5 8,9%, mayor que la anterior elección municipal, buena parte de las 337 alcaldías en disputa quedarán en manos del chavismo. No obstante, ciudades importantes como Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Barinas (cuna de Hugo Chávez) serán controladas por el MUD.

La intención de la oposición de hacer de estas votaciones seccionales una especie de plebiscito para medir el nivel de popularidad del presidente Nicolás Maduro fracasó. Henrique Capriles, líder del MUD, asumió que la grave crisis económica que atraviesa Venezuela se reflejaría en los resultados de los comicios. Sin embargo, esto no fue así. Al contrario, se aprecia que la estrategia desarrollada por el oficialismo desde fines de octubre surtió efecto. La "rebaja por decreto" de los precios en las grandes cadenas de almacenes y tiendas, así como la confiscación y el remate de electrodomésticos, televisores…, repotenciaron la imagen y popularidad de Maduro.

A más de ello, hay que tomar en cuenta que uno de los aspectos claves de la ventaja del oficialismo en las elecciones del pasado domingo se sustenta en la explotación de la imagen de Hugo Chávez (con una veneración propia de un santo), el control de buena parte de las funciones del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral), el manejo clientelar de la cosa pública a través de millonarios programas sociales pagados con los ingresos petroleros, la vigencia de un sistema de control que emana del poder central y llega a nivel de barrios (modelo cubano) y el monopolio de los medios de comunicación.

Con estos factores en contra se hace realmente difícil ganar una elección en Venezuela. Ahora habrá que ver si con esta ventaja del 6,52% que ha sacado el chavismo sobre la oposición servirán para sostener a un Gobierno con graves problemas económicos: inflación del 54% (la más alta de América Latina), sector productivo en quiebra, escasez de alimentos del 21% y caos en el mercado de divisas.

La estrategia de bajar precios y confiscar productos puede servir para ganar elecciones, pero muy difícil para enderezar la economía de un país. El Presidente de Venezuela está sentado sobre una bomba de tiempo, curiosamente alimentada y agudizada por él mismo.

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