En agosto de 1988, cuando el señor que escribe la columna de arriba asumió la presidencia, la reserva monetaria internacional estaba en -330 millones de dólares. Sí, es correcto, antes del número hay un signo de “menos”, por lo tanto, las reservas internacionales del país eran negativas. Es difícil imaginarse unas reservas negativas, pero es fácil pensar los peligros que eso implicaba para la economía.
El país estaba al borde del colapso, pero la implementación de las políticas económicas correctas, aplicadas con la necesaria dosis de discreción, evitó ese colapso y nos devolvió la estabilidad. Hoy, cuando entiendo que Rodrigo Borja está por cumplir 85 años, parece adecuado recordar cómo el buen manejo de la economía en su gobierno evitó que el país cayera en una crisis mucho mayor.
Los problemas que heredó el gobierno de Borja tenían su origen en una mezcla de mala suerte y mal manejo económico durante el gobierno que le precedió. La mala suerte fue que en 1986 el precio del petróleo cayó a menos de USD 10 (unos 20 dólares actuales) y el gobierno de Febres-Cordero no supo ajustar sus finanzas públicas a ese reducido nivel de ingreso. Por eso, en enero de 1987 ya entramos en moratoria de la deuda.
La segunda mala suerte fue que, cuando ya estábamos en moratoria y con las finanzas públicas muy golpeadas, el terremoto de marzo de 1987 destruyó el oleoducto, impidiendo la exportación de crudo por varios meses.
Y ahí arrancó lo realmente malo en el manejo económico: el gobierno empezó a financiarse a través de “la maquinita de hacer billetes”, o sea, en base a emisión del Banco Central.
Entre marzo de 1987 y agosto de 1988 (entre el terremoto y el cambio de mando), la emisión monetaria reportada por el Banco Central, casi se duplicó. En otras palabras, había casi el doble de sucres, pero había menos dólares que antes (por la interrupción de las exportaciones petroleras). Así el tipo de cambio empezó a subir rápidamente.
El Central usó sus reservas para evitar que subiera más todavía y algún rato se le acabaron las reservas y tuvo que contraer créditos en dólares de corto plazo, lo que explica cómo pudieron ser negativas.
Cuando Borja llegó a la presidencia, la economía estaba en soletas pero él tuvo el acierto de poner a las mejores cabezas económicas de su partido a trabajar en el tema, se reforzó con un par de contrataciones externas (de otros partidos) y hábilmente se deshizo de quienes no sabían de economía enviándolos como diplomáticos al extranjero.
Con decisión y discreción se logró estabilizar la economía, que poco después volvió a crecer. Luego vinieron reformas para modernizar la economía, pero eso ya es materia de otro artículo.