A diferencia de otros momentos y circunstancias que ha vivido el país, no hay motivos de fondo para ir un paro nacional.
Es cierto que el presidente Guillermo Lasso, más allá de la campaña de vacunación, no tiene mayores resultados que mostrar durante este primer año de gobierno, pero eso no significa que debemos ponernos todos en contra sino, al contrario, apoyar para sacar adelante al Ecuador.
Hay muchos temas pendientes: la inseguridad, el manejo de las cárceles, la reactivación económica y la generación de empleo, atención integral a la población más vulnerable (la desnutrición crónica infantil es solo uno de los tantos problemas), recuperar la inserción al sistema educativo de miles de niños y jóvenes tras el impacto del covid, mejorar la gestión del sector salud dotando de insumos y medicinas necesarias…
No obstante, cuando uno presta atención al pliego de 10 puntos formulados por el dirigente indígena Leonidas Iza, se aprecia poca consistencia.
Por ejemplo, el precio de la gasolina extra en Ecuador, exceptuando Venezuela, es uno de los más bajos de América del Sur. En Chile y Uruguay el precio del litro es de USD 1,62. Tomemos en cuenta que hace 1 año el barril de petróleo estaba en USD 61,50 y el día de ayer el WTI (de referencia para Ecuador) se ubicó en USD 120,82.
Este incremento del petróleo, provocado principalmente por el conflicto en Ucrania, ha hecho que el precio de la gasolina se dispare a niveles nunca antes vistos. Esto ha desencadenado una ola inflacionaria. En el caso del Ecuador, al mantenerse congelados los precios de los combustibles, la inflación está controlada. Por ello es un contrasentido exigir en este momento una reducción de los precios de los combustibles.
La mayoría de ecuatorianos no quieren volver a vivir los hechos acaecidos en octubre del 2019. Lo que se requiere en este momento es paz y seguridad para poder trabajar normalmente. El país no puede paralizarse por el capricho de un par de dirigentes que desean ganar notoriedad y protagonismo político.