Con discursos radicales, proclamas políticas parecidas pero con matices importantes, varios países del continente tienen una matriz común. Para advertir semejanzas y diferencias vale la pena leer el trabajo que en la edición de hoy publica el semanario Líderes.
Desde Venezuela, pasando por Bolivia, Ecuador y Nicaragua hasta llegar a la Argentina, los modelos políticos buscan ejes similares: propenden a la reelección por varios períodos, son autoritarios, se proclaman antiimperialistas y mantienen fuertes ataques a la prensa libre.
En todos esos países, con distinta intensidad, se tiende a impulsar el papel del Estado en la economía hasta debilitar la acción privada o someterla a su relación con el aparato estatal, donde el gasto público crece de manera desmedida.
En Ecuador el alto precio del petróleo y una cada vez mayor recaudación fiscal han sostenido el crecimiento significativo del Presupuesto. Pero basta mirar las cifras para concluir que entre los países del socialismo del siglo XXI la inversión extranjera directa es muy importante, excepto en Ecuador. Nosotros sostenemos nuestro esquema en un alto grado de endeudamiento con China.
El control de precios identifica a estos países, algo difícil de aplicar con sentido práctico si a la vez no se estimula la producción. Un caso extremo es el de Venezuela, donde el 70% de los bienes que se consume son importados.