En medio de nuevas tensiones con Corea del Norte y, en menor grado, con China, el Gobierno de Estados Unidos insiste en que está decidido a lograr un “nuevo equilibrio” en Asia Pacífico, y asegura estar plenamente comprometido con Corea del Sur y Japón, sus aliados en esa región.
En un discurso ante la Sociedad Asiática en Nueva York, el consejero de Seguridad Nacional, Thomas Donilon, ofreció un resumen de la estrategia estadounidense para esa zona del planeta, subrayando que el “reequilibrio” será completo, poniendo atención tanto al papel económico de Washington como a su presencia militar.
Aunque gran parte del discurso repitió básicamente pasadas declaraciones de la administración, Donilon, principal asesor en política exterior del presidente Barack Obama, también anunció nuevas sanciones al Banco de Comercio Exterior de Corea del Norte.
Analistas señalan que estas nuevas medidas dificultarán el comercio de Pyongyang con terceros países.
Donilon no vinculó explícitamente las sanciones con los últimos ensayos nucleares realizados por Corea del Norte, ni con las últimas amenazas de ese país con realizar ataques preventivos a Estados Unidos.
Pero sugirió en los términos más claros hasta la fecha que Washington respondería con la fuerza militar a cualquier agresión norcoreana.
“Las declaraciones de Corea del Norte pueden ser hiperbólicas, pero en cuanto a la política de Estados Unidos, no debe haber duda: desplegaremos toda la gama de nuestras capacidades para protegernos”, indicó en su discurso el lunes 11.
También llamó a Pekín a profundizar el diálogo con Washington en el campo militar y a dar “pasos serios” para poner fin a los ataques contra redes informáticas privadas y del Gobierno estadounidense por parte de “ciberespías” chinos, una práctica que, dijo, se “convirtió en un tema clave de preocupación y discusión con China en todos los niveles de nuestros gobiernos”.
Señaló que ambos países debían lograr un “diálogo directo para establecer normas aceptables de comportamiento en el ciberespacio”.
El discurso de Donilon se produjo en el marco de una creciente tensión en la península de Corea, tras los ensayos atómicos subterráneos llevados a cabo por Pyongyang y la asunción del nuevo presidente surcoreano, Park Geun-hye, así como los ejercicios militares conjuntos realizados por Washington y Seúl en la región. Ante esas maniobras militares, Pyongyang anunció que declaraba nulo el armisticio con Seúl de 1953.
Las nuevas tensiones motivaron llamados en Corea del Sur a que ese país desarrolle también armas nucleares, al igual que en Japón, luego de que se produjeran nuevos roces con Pekín por un grupo de islas en el mar de China oriental.