Y no es solo por la Universidad Andina Simón Bolívar, que en estos días demanda nuestra presencia, en los escenarios y circunstancias en que podamos ser solidarios con esa casa de estudios, sino por la universidad ecuatoriana y Latinoamericana que desde inicios del siglo XX fue forjando el espíritu y la fuerza de lo que debe ser la universidad como comunidad de mujeres y hombres libres y dignos, capaces de darse su propio gobierno, solo privilegiando su calidad, no aceptando sometimiento degradante alguno.
Cuando en el Ecuador el miedo es dominante aun en espacios universitarios, porque la voluntad del poder es que todo espacio se le someta, la Universidad Andina Simón Bolívar -en sus autoridades, maestros, cursantes, estudiantes y trabajadores- reafirma su lealtad inquebrantable con los principios razón de ser de la Universidad. Y además, con calidad, evidenciada en sus carreras y en los profesionales que titula.
El Manifiesto de Córdova de 21 de junio de 1918, que inspiró a la Universidad Latinoamericana del siglo XX, que no hay que olvidar, expresa, entre otros enunciados, que no hay universidad si esta se somete a “un régimen cuartelario” (…) “los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclama el sentimiento y el concepto de las universidades. El chasquido del látigo solo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes”.
Expresa -porque hay que puntualizarlo de presente- “La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de Ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla”.
Precisa que el concepto de Autoridad de fuente extraña a la universidad es expresión “de absurda tiranía”.
El Manifiesto hace un llamado a la “lucha suprema por la libertad”, contra los que ven “en cada petición un agravio y en cada pensamiento una semilla de rebelión”.
Escrito en 1918, debe seguir siendo inspiración de la universidad del siglo XXI.
La universidad, para que se la respete, debe hacerse oír, aún más allá de los recintos universitarios. Hay momentos en que faltar al compromiso es una cobardía, por eso respetuosamente me sumo a la invitación para que todos los que hemos hecho universidad en el Ecuador estemos junto a la Andina, a su rector, Enrique Ayala Mora, académico de excelencia, y a su rector electo, César Montaño Galarza, que sabrá avanzar y profundizar en los principios y la calidad de su antecesor en el Rectorado.
Que lo que sucede en la Andina ilumine lo que debe suceder en la universidad ecuatoriana, obligación de sus autoridades, maestros, estudiantes y trabajadores.Sin libertad y sin dignidad no hay universidad. Cualquier riesgo hay que asumir para su vigencia.