Los ya famosos Wikileaks siguen dando qué hablar. La organización entregó el acceso de cables confidenciales en forma exclusiva a diarios serios y de trayectoria como El Universo y EL COMERCIO.
Antes, en noviembre, varios de los periódicos más influyentes del mundo los habían recibido. Publicaciones como The Guardian, de Inglaterra; El País, de España; Der Spiegel, de Alemania; Le Monde, de Francia, y The New York Times, de Estados Unidos, decidieron poner en escena los comprometidos documentos electrónicos que mostraban correspondencia interna de las legaciones diplomáticas de EE.UU. en distintos países.
Miles de comunicaciones contenían información de todo calibre: desde trivialidades y cosas sin trascendencia hasta apreciaciones sobre temas delicados, secretos y confidencias se escribían por este canal de contacto entre las embajadas y el Departamento de Estado de EE.UU. Aunque la postura del Gobierno estadounidense ha sido no comentar los contenidos de los Wikileaks, es obvio que muchas revelaciones muestran el modo de proceder de diplomáticos estadounidenses, el tono desenfadado de algunos cables, las relaciones y tipo de conversaciones de los diplomáticos que, por lo demás, siempre tienen la misión de informar a sus gobiernos de lo que ocurre en el país donde cumplen su misión.
Los cables publicados están en un grupo especial de documentos considerados confidenciales y secretos que la organización Wikileaks confirma que solo entregó a los periódicos y no al Gobierno. Los documentos desclasificados, en cambio, están a disposición de todo el público.
Nuestros cables se refieren a tres gobiernos; no siempre dejan en buen predicamento a los actores mencionados en temas delicados que publicamos por transparencia.