Desde enero hasta el 15 de julio, 15 personas murieron en la avenida Simón Bolívar. Se produjeron 365 accidentes en el mencionado período.
En la avenida Mariscal Sucre hubo en el mismo lapso 464 accidentes. Las víctimas fatales fueron menos que en la Simón Bolívar. Esta importante ruta perimetral tiene 45 kilómetros desde Santa Rosa, en el sur, hasta Carapungo, en el norte. Cada día circulan entre 70 000 y 80 000 vehículos.
Las causas son las de siempre: el exceso de velocidad, la impericia de los conductores y el consumo de alcohol.
Pero hay otro factor clave que fue recogido por EL COMERCIO y publicado el sábado y que bien se pudiera ajustar, con matices, a todas las vías del Ecuador. Los peraltes no guardan, en todas las curvas, las normas técnicas. Las curvas no deben tener menos de 60 grados y las pendientes no más del 8% para que permitan el accionar adecuado de los frenos.
En la av. Simón Bolívar hay puntos peligrosos que los conductores debieran saber de memoria: el cruce con la autopista Rumiñahui, la curva de la Universidad Internacional, la intersección con la av. De los Conquistadores (Guápulo), el cruce con la vía Interoceánica y la conjunción con la Panamericana Norte.
La historia triste deja su huella a la vera de la avenida. Una costumbre impresiona a los visitantes extranjeros: las cruces son los testimonios silentes de las tragedias, pero la admonición no sirve para que la gente tome conciencia.
Manejar a la defensiva y con precaución puede salvar vidas.