La estela de dolor y sangre que dejó el accidente en Papallacta lamentablemente no fue la última. El viernes mismo, otro percance de un bus en Manabí provocó más muertos y heridos.
El Ecuador muestra subdesarrollo en la falta de controles eficientes, en los trazados anacrónicos de las carreteras, en las normas incumplidas o insuficientes de fabricación de carrocerías y, desde luego, en la irresponsabilidad criminal de muchos choferes.
La historia se repite como una maldición. Pero hay responsabilidades que establecer y cuentas que pedir. Hace poco EL COMERCIO presentó a sus lectores los miles de casos de choferes que manejan con sus licencias no válidas porque han perdido puntos. Pero la autoridad, que tanto cantó las bondades del nuevo sistema, no ha instalado los locales ni los procesos para la recuperación de puntos. Pese a la compra –con dudosos procesos – de sofisticados equipos de localización y seguimiento satelital, su colocación todavía no se implementa.
Esta será una buena medida para vigilar la velocidad, las paradas correctas y la marcha de todos los vehículos de transporte público por el mapa nacional.
Otro tema que será puesto en vigor y que anunció la Policía es la inclusión en la lista de ‘Los más buscados’ de choferes que se den a la fuga después de dejar muertos en los caminos. En el caso de la vía a Papallacta, se debe revisar un trazado con varios tramos peligrosos, y hacer un nuevo diseño que evite los riesgos al máximo.
La autoridad tiene serias responsabilidades en el accidente que dejó 14 muertos y decenas de heridos. El autobús que viajaba por los páramos de Papallacta no se sometió a revisión técnica. La cooperativa fue suspendida, pero las amenazas siguen ahí.