La semana termina en el país del sur con una casi incontenible devaluación. El Gobierno colocó USD 250 millones para paliar una caída que parece incontenible.
Argentina no logró bajar la inflación. Los efectos de la década perdida, infestada por el populismo, la demagogia y la corrupción, no pudieron ser revertidos pese a los esfuerzos del gobierno de Mauricio Macri, que han significado sacrificios para los ciudadanos.
El sinceramiento de las tarifas de los servicios básicos represadas por los gobiernos de los esposos Kirchner terminó pasando factura al empresario que sucedió al matrimonio populista.
Con ajustes que siempre irritaron a los sindicatos y a su poderosa dirigencia y afectaron a los más pobres, que son legión, la idea era detener una inflación galopante que remitió en menor medida de la esperada y ofrecida.
El buen entendimiento con los multilaterales y el Fondo Monetario Internacional trajo recursos ingentes pero insuficientes para activar la producción y sembrar algo de esperanza.
Mientras tanto, avanzan los juicios para limpiar el paisaje político de un sistema penetrado hasta el tuétano por el dinero mal habido, que involucra también a muchos empresarios que hicieron negocios con los poderosos políticos. La justicia actúa pero es lenta.
En varias ciudades ya empieza la protesta. Sudamérica sufre las consecuencias de medidas económicas que no logran paliar años de irresponsabilidad, de demagogia y de corrupción.