VENEZUELA PREOCUPA

Está claro: Maduro no es Chávez. A ocho meses de su asunción como sucesor del comandante Hugo Chávez y tras haber refrendado su poder en las urnas, el presidente Nicolás Maduro enfrenta una crisis severa y culpa de ella a la oposición.

Con la inflación del 50%, con abastecimiento limitado en alimentos y otros bienes es inexplicable que la demagogia haya llevado al presidente Maduro a alentar saqueos al repetir la frase de su antecesor: ¡exprópiese! El grito de guerra desató auténticas hordas que en algunos casos saquearon y en otros intentaron comprar bienes a lo que el Gobierno considera 'precio justo', en una economía crispada por el doble estándar de una cotización cambiaria artificial frente a otra real del dólar de mercado paralelo -que ya bordea el precio en 10 veces al dólar oficial-.

Es increíble que uno de los países con más alta extracción petrolera tenga devastada la producción, tras 15 años de chavismo. Los apremios a los empresarios y el desaliento a la inversión privada estimulan las exportaciones de bienes y alimentos cuyo comercio hoy se intenta satanizar.

En medio de esta situación, llega la insólita advertencia del líder de la oposición Henrique Capriles sobre el intento de comprar un nuevo avión presidencial: "No es lógico que esto ocurra cuando el país está sumergido en una profunda crisis económica". La crisis demanda la búsqueda de soluciones sostenibles.

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