En una atmósfera tensa se efectuó la audiencia por la querella que planteó el Presidente por daño moral en contra de diario El Universo, sus directivos y el ex editor de Opinión. El diario querellado buscó una conciliación y ofreció rectificar. Pidió que Correa envíe el texto y se pronuncie sobre el espacio y la fecha para publicar tal rectificación. Frente a la propuesta, el Presidente dijo que era demasiado tarde.
La verdad es que se ha llegado muy lejos en este espinoso asunto. Se trataba de un artículo de opinión, firmado por el autor, y luce fuera de lugar pedir la rectificación a la casa editora y a los directivos del diario. Es también inverosímil el monto de la indemnización desproporcionada de USD 80 millones que exige el Presidente.
Los directivos de El Universo presentaron un escrito en la audiencia que será materia de estudio del juez de la causa; en él argumentan que quieren evitar una catástrofe con la quiebra de la empresa y el posible daño a sus trabajadores que podría acarrear un dictamen favorable a lo pedido por Correa.
También ponen de manifiesto que se encuentra en juego la supervivencia de una institución que durante 90 años ha dirigido la familia Pérez y ha sido baluarte de la libertad de expresión.
Fue el propio Presidente quien de modo público en sus intervenciones radio-televisadas dijo que hubiese bastado que se rectifique para cerrar la querella. Por eso sorprende que cuando los directivos de El Universo abren una puerta, el Presidente rechace la conciliación.
El caso ilustra al mundo la delicada situación que viven las libertades de expresión y prensa en Ecuador, valores esenciales de la democracia y la convivencia civilizada. Un fallo apegado al derecho debiera ratificar tales valores.