La Unión Nacional de Educadores ( UNE) ya no es lo que era antes. El gremio magisterial está disminuido por diversos factores.
Desde el retorno a los gobiernos civiles, la UNE -siempre se sostuvo- fue un brazo social y gremial del Movimiento Popular Democrático (MPD), partido político hoy borrado de los registros.
De las filas de la UNE, y por su labor contestataria, surgieron varios políticos, que luego fueron activistas y dignatarios de elección popular del MPD.
También, durante muchos años, se criticó este vínculo político y su manejo en busca de acrecentar el poder partidario.
La cosa cambió. Diversos factores han hecho que la UNE perdiera fuerza. El músculo financiero que provenía de la afiliación obligatoria y el pago de cuotas servía tanto para la actividad gremial cuanto para la gestión política de dirigentes. De lo que se sabe, ningún dirigente del pasado fue de una línea política distinta a la descrita. Esa ruptura del cordón
umbilical UNE-MPD cambió el eje.
El Gobierno hace su parte, como sucede con los sindicatos de trabajadores. La creación de entidades paralelas busca la división para alcanzar un control eficaz y funcional sobre los intereses coyunturales del Régimen. El Ministro de Educación y los nuevos dirigentes, empero, niegan este nexo político con el oficialismo.
El caso de Mery Zamora, expresidenta de la UNE, primero encarcelada, luego juzgada y absuelta por el presunto delito de terrorismo durante la rebelión policial del 30-S, y ahora investigada por la Fiscalía, es otro factor de la vieja tensión.