La época de lluvias desata su fuerza en varias zonas del país. En febrero hubo mucha lluvia y el pronóstico para marzo es de un invierno con más fuertes y continuas precipitaciones pluviales.
Lo que en el Ecuador conocemos como invierno es la temporada de lluvias fuertes, a diferencia de lo que sucede en las zonas templadas del planeta.
En esta época del año, el desbordamiento de los ríos, cuyos cauces llegan cargados de material por el torrente que baja desde la serranía, azota con fuerza a varias zonas de las provincias de la Costa. La destrucción de los cultivos y la muerte de ganado es una de las consecuencias.
Asimismo, varias viviendas sufren duros estragos, lo mismo que la infraestructura pública y privada: carreteras cortadas, puentes y edificaciones destruidos y -claro- lo más grave: muchas veces la pérdida de vidas humanas.
En la Sierra también el invierno se hace sentir con rigor. Los deslaves con frecuencia cortan la comunicación terrestre y los derrumbes son un factor de peligro constante.
Las ciudades también ven afectada su infraestructura y la cotidianidad de sus habitantes. Quito, de modo particular, experimenta bajas temperaturas.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, encargado de monitorear el clima y hacer alertas, habla de un duro invierno en marzo.
Por ahora, hay que protegerse, manejar a la defensiva y estar pendiente de cualquier sorpresa. Precaución.