Los túneles y la congestión en Quito

Quito despertó ayer, tras el largo feriado de Carnaval, con una mayor congestión vehicular como resultado del anunciado proceso de repavimentación de los túneles que la conectan entre el sur y el norte en el sector occidental y que son una pieza clave para el paso diario de miles de automotores de transporte público y privado.

Si bien es cierto que el pasado sábado ya empezó la remoción de la carpeta asfáltica en uno de los carriles de los túneles que atraviesan los sectores de San Juan, San Roque y San Diego, los verdaderos problemas de circulación empezaron a sentirse con más fuerza ayer, cuando miles de habitantes de la capital retornaron del feriado y retomaban sus tareas cotidianas.

La planificación municipal anuncia, en principio, unos largos tres meses en que los usuarios deberán planificar vías alternativas de circulación, lo cual generará una carga adicional a las arterias, de suyo escasas, que conectan una ciudad de topografía compleja y alargada.

Por el momento, la Policía ha destinado 40 efectivos para organizar el tráfico, que en ese sector ha quedado restringido para toda circulación. Solo tendrán acceso en esta primera etapa los autobuses de servicio público y aquellos que hacen recorrido escolar.

El cierre temporal de los túneles sitúa una vez más en el debate público la fragilidad del sistema vial de la capital, que durante el cierre del intercambiador de El Trébol desnudó sus falencias. Además, el sentido de la oportunidad deberá ser calibrado adecuadamente por el Cabildo para evitar los problemas que se pueden complicar si al impedimento de circulación por los túneles se suman las restricciones por la cercana aplicación de la anunciada medida con el sistema de pico y placa.

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