Tránsito y lesiones

Si los accidentes de tránsito (choques, atropellamientos) dejan un reguero de sangre y un saldo de ecuatorianos muertos que superan otras estadísticas de la región, los datos de las personas lesionadas no son menores.

Más allá del dolor de la víctima y de la familia, las secuelas económicas son tremendas y muchos accidentados pasan a depender de sus familiares; otros desmejoran sus condiciones, su calidad de vida y su capacidad de gasto.

La vida de la persona se transforma, la organización familiar se afecta, el Estado gasta ingentes recursos, que además son escasos en todos los órdenes.

EL COMERCIO publicó ayer cifras que merecen una honda reflexión (de las personas y de las autoridades nacionales y responsables del sector). En 2017 hubo 13 651 víctimas de accidentes con discapacidades. La inmovilidad total o parcial ocupa un sitio preponderante y hasta hay discapacidad visual, auditiva, intelectual y sicosocial.

En muchas de estas ocasiones las personas no pueden volver a trabajar o lo hacen con limitaciones serias que le impiden progreso y oportunidades.

Por eso hay que cambiar la cultura de manejo. Para ello es indispensable extremar la responsabilidad de los controles. Superar las medidas laxas o los acuerdos políticos que suprimieron revisiones periódicas en el pasado (hoy presentamos un reportaje sobre estos procesos) y capacitar, sin concesiones ni trampas, a los conductores, son condiciones indispensables.

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