La prematura elección de Reina de Quito y la polémica por la programación patrocinada y financiada por el Cabildo han dado que hablar sobre unas festividades que tienen más de 50 años de tradición.
Un costoso concierto que, en principio, se iba a financiar en parte con el resultado de la taquilla en el parque Bicentenario (antiguo aeropuerto) y que luego se anunció que sería gratuito, llamó la atención. De esta manera, el acto se sumará a los que se realizarán en otros grandes espacios públicos, siguiendo una costumbre de muchos años y que en los últimos tiempos se caracteriza por la prohibición de consumir alcohol.
Esta administración, al igual que la anterior, intenta suplir la gran movilización de espectadores -y la dinámica que esta generaba- en torno a la Feria de Quito y sus corridas de fama mundial.
La ausencia de las corridas en la Plaza Monumental supuso un cambio en la vida de la ciudad. Con ellas nació la celebración y eran parte de la dinámica económica de restaurantes y shows que se multiplicaban una semana entera. Este año habrá tres festivales taurinos en la Plaza Belmonte con figuras del toreo.
A los conciertos masivos habría que añadir exposiciones pictóricas, El Quito Barroco, el Festival del Pasillo, la Feria del Libro, Quito de Moda y el Festival de Bandas de Pueblo y hasta 400 números planeados en distintos barrios, en un gran esfuerzo de organización, amén de los esfuerzos privados e institucionales por fuera de la agenda municipal oficial. Hay que llevar la fiesta en paz.