La ley lo exige y cesó el ruido de la campaña electoral con caravanas y caminatas, pero sin tarimas ni discursos ni conciertos de artistas y entretenimiento.
La campaña electoral de este 2021 será recordada como diferente, al menos en la historia reciente, por varias características sui géneris, pero en especial por haberse desarrollado en medio de la pandemia que se ha llevado vidas humanas y ha destruido miles de plazas de empleo.
El silencio electoral ha impedido, o al menos lo ha tratado, que la búsqueda desesperada por captar votos llegue hasta los recintos electorales y la captación de los indecisos influyendo o sometiendo la voluntad popular ante mil encantos inconfesables.
Incluso con la preceptiva legal del silencio electoral sus normas se transgreden y peor aún cuando el ruido de las redes sociales trolls y encuestas falsas o amañadas circulan sin pudicia por las autopistas de la información causando desconcierto.
Cuando la gente ha estado preocupada de llevar el pan a casa, de conseguir un trabajo, de cobrar los haberes pendientes y cumplir con sus obligaciones, la realidad de la pandemia y los contagios han dejado una estela de dolor y muerte.
En estos dos días de reflexión y silencio electoral los ciudadanos deben aprovechar para leer los planes de gobierno de los candidatos, examinar entre tantas propuestas ( hay 1500, según el Grupo Faro), y tomar una decisión informada, libre y de conciencia por la supervivencia de la nación, la estabilidad, la democracia y el crecimiento personal y social.
Es verdad que existen mucha personas indecisas. En sus manos estará el destino de la demás gente.
Así, en este panorama los ecuatorianos deben acudir a votar ejerciendo un voto libre, informado y positivo para hacer un esfuerzo supremo por fortalecer la democracia, que, con todas sus falencias, es el mejor sistema de gobierno, o, como dijo Winston Churchill: ‘el peor sistema de gobierno, salvo todos los demás’.
Con el voto buscamos el progreso, la libertad, el empleo, la salud, la justicia y una sociedad más honesta. Es nuestro deber ciudadano.