El país entero entra en una etapa de silencio electoral y reflexión, con miras a los comicios generales del domingo.
Esta veda electoral comprende el cese de los actos proselitistas de campaña, los recorridos y concentraciones, la información y hasta la opinión, que pudiesen ser interpretadas como un apoyo hacia tal o cual tendencia.
Sin embargo, este estricto silencio no se aplica para las redes sociales, excluidas del Código de la Democracia.
Es un momento especial que además está rodeado de otras medidas complementarias tales como la ley seca, desde este medio día, la propia vestimenta con símbolos de partidos, movimientos y candidatos, etc.
En cuanto a la propaganda electoral, se limita la publicidad en medios masivos, y asimismo -apenas desde hoy- se prohíbe pautar mensajes del gobierno central o los regímenes autónomos.
Otro tema que mantiene al país en expectativa es aquel silencio impuesto por ley a las encuestas desde hace una semana. Esa realidad es para unos inconveniente y para otros indispensable, máxime en un momento en que esas encuestas en el escenario internacional se han mostrado fallidas.
En todo caso, lo importante es que tras la campaña, las ideas expuestas por los candidatos y el esfuerzo de varios medios de comunicación responsables por entregar aportes equitativos de contenidos y propuestas de todos los candidatos, la gente vote a conciencia y en plena libertad. El voto sí importa.