Fue una cita importante la que cumplió el Presidente del Ecuador en Alemania. Atendiendo a una invitación postergada de la canciller Ángela Merkel, el objetivo principal del encuentro tuvo carácter comercial.
La comitiva de empresarios ecuatorianos así lo acreditaba y las múltiples opciones de ambas partes de abrir mercados para sus productos pueden ser opciones válidas. El país además está interesado en afirmar la cooperación tecnológica y de soporte técnico en educación.
Nadie debe desconocer la influencia que Alemania ejerce en este momento en la Unión Europea, su liderazgo y las opciones que se puedan abrir para llegar a futuros compromisos en ese escenario. El Gobierno ha sido cauto en consignar que no quiera tratados, talvez por el prurito de aquel TLC fallido con EE.UU.
Sin embargo, y más allá del nombre o el tono de apertura a acuerdos para la cooperación y el desarrollo, es indispensable proyectar los productos ecuatorianos al mercado europeo. Es menester que haya voluntad política y dinamismo si se quiere reactivar las conversaciones en Bruselas con esos fines.
Otros temas como la visión política sobre el Ecuador, las consideraciones de aspectos de la recomposición del mapa latinoamericano ante el indetenible declive de la Alba y de Venezuela, no parecieron ser parte de la agenda oficial de la visita que, por ahora, abre buena expectativa.