El Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ) tiene en sus manos una de las responsabilidades mayores del proceso de reinstitucionalización del país.
El CNJ ha dado todo el tiempo requerido para que los jueces señalados den explicaciones, pidan recalificaciones y rindan cuentas.
La Judicatura nombró una comisión de apoyo, cuyos hallazgos muestran de cuerpo entero la lacra que la ciudadanía sospechaba, pero que se va corroborando dolorosamente.
Que jueces de la Corte Nacional -el más alto organismo para impartir justicia – hayan incurrido en algunos de los hechos observados, da cuenta de problemas que hay que superar con urgencia y total profundidad.
Las condiciones primordiales que debe cumplir cualquier juez son aquellas de la probidad notoria, una honradez en cada acto de su vida. Una formación académica suficiente y capacidad de raciocinio y trabajo ejemplares. Mucho más, si se trata de jueces de la Corte Nacional.
A la sospecha se juntan evidencias de textos copiados, de matrices de sentencias, aplicadas de modo idéntico para casos que nada tenían que ver, y hasta las citas de la argumentación jurídica, todo lo cual muestra pobreza de espíritu. La justicia debiera determinar si esos actos podrían constituir un delito digno de ser juzgado. Es algo terrible.
Ya hace unos días el jurista Roberto Salgado advertía en Radio Quito y este Diario la existencia de esas matrices de sentencia. Ahora los expedientes de 349 fallos analizados muestran que el 90% de esas sentencias eran copiadas en varias partes.
Si sumamos los aumentos exagerados de patrimonio, cuyo origen están llamados a explicar al país quienes han sido señalados, vemos que el estado de la Justicia es de vergüenza.
Se espera una semana para que el país conozca toda la verdad y se remueva a todos quienes incurrieron en estos actos que indignan.
Y de allí, habrá que seguir con jerarquías de cortes y jueces provinciales.
Todos estos sistemas, al cobijo de la irónica frase que pronunció el Presidente anterior de meterle las manos a la Justicia. ¡Vaya que lo hicieron!