En las provincias más afectadas por el terremoto de 7.8 grados del pasado 16 de abril, se pasará de una fase dolorosa -como ha sido el rescate de sobrevivientes y de víctimas mortales, que aún continúa- a otra igualmente traumática. Una etapa que, asimismo, va a demandar un manejo adecuado, como todas las que se vienen por delante.
Diez días después de la tragedia que enluta al Ecuador, las complejas tareas se enfocan en lo que los especialistas denominan ‘período de retorno’.
En síntesis, se da paso a un proceso encaminado -así se espera- a la reconstrucción de las áreas de Manabí y del sur de Esmeraldas azotadas por la catástrofe. E incluirá la demolición de viviendas y edificios dañados, con las secuelas que una decisión así implica para los dueños y/o residentes de esos predios. Como ejemplo: en el cantón manabita de Pedernales, el 80% de las edificaciones presenta averías.
¿Qué echar abajo y qué reconstruir? A la espera de una decisión oficial y mientras no culminen del todo las labores de rescate, algunos propietarios ya tienen una respuesta. En Pedernales, la Secretaría de Gestión de Riesgos ha recibido 60 solicitudes para que se derroquen inmuebles con daños, para ‘así empezar una nueva vida’, según ha dicho a este Diario uno de los peticionarios. Y ayer se anunció que el Hospital General de Chone será demolido.
Las diversas fases del posterremoto necesariamente deben ceñirse al enfoque de prevenir riesgos mayores.