Hace un año, San Lorenzo cambió. El cantón, próximo a la zona fronteriza con Colombia, fue sacudido por la explosión de un coche bomba.
La destrucción del cuartel policial, los daños a 69 casas y la afectación a 345 personas no fueron los únicos estragos. El atentado de un grupo narcoterrorista desató desde entonces varios hechos violentos en la ‘Provincia Verde’ que se llevaron la vida de militares, de periodistas -tres miembros de EL COMERCIO, secuestrados en Mataje al poco tiempo del bombazo, y luego asesinados- y de dos civiles.
El atentado fue el primero de esta naturaleza que vivió el Ecuador, que hasta entonces solo había sentido solidaridad frente a este tipo de ataques que durante décadas azotaron a nuestros vecinos, Colombia y Perú.
Durante más de una década, el pequeño recinto policial de San Lorenzo se había convertido en cuartel. La explosión dejó todo en soletas.
Un año después y con gran esfuerzo y dinero el cuartel está levantado nuevamente. Pero ahora, la vigilancia exterior es redoblada y los custodios están muy atentos las 24 horas.
La vida en San Lorenzo cambió desde entonces sensiblemente. Durante los primeros meses la circulación de personas después de las 22:00 se restringió y las calles quedaban desiertas. Ahora, paulatinamente se advierte más movimiento.
Los datos de la reportería levantada en la zona dan cuenta de que las ventas de los 420 locales de la ciudad bajaron su actividad en un 60%. La Cámara de Comercio ve una salida en créditos blandos por la vía de BanEcuador. Un apoyo a las personas que tuvieron que cambiar su actividad o sus negocios se arruinaron es una buena salida y el Gobierno debe considerarlo de modo serio. Igual cosa debe suceder con la reconstrucción de todas las viviendas afectadas.
Pero los efectos psicológicos del terrorismo se superan con dificultad, sobre todo entre los menores. Son las heridas siniestras de esta actividad delictiva que la población habrá de superar poco a poco, todo, claro está, con la mirada atenta y solidaria de todo un país y sus autoridades.