La foto de la noticia muestra varios camiones de mudanza en las instalaciones del Aeropuerto Mariscal Sucre (en el norte de Quito), que se cerrará para dar paso a una nueva terminal ubicada al nororiente de la capital, en el sector de Tababela.
Al cabo de una década de largas discusiones y ajustes financieros todo está aparentemente listo para las nuevas operaciones, pero la propia mudanza deberá completarse enseguida, desde el 18 hasta el 20 de febrero.
Más allá de los debates técnicos que han sido despejados por la Dirección de Aviación Civil sobre las condiciones de la pista, los procedimientos de aproximación aérea y la meteorología, las interrogantes surgen por la movilidad desde y hacia el nuevo aeropuerto.
A nadie escapa que el complejo vial de las diferentes alternativas para llegar a la terminal podría tener dificultades y atolladeros que potencialmente generen atascos de tráfico. La ruta para llegar desde la capital es aquella que va a Cumbayá y Tumbaco y pasa por el puente sobre el río Chiche, una estructura metálica que fue colocada ‘provisionalmente’ hace 40 años.
La Ruta Viva, con nuevos puentes incluidos, recién estará a fines de 2014. La E-35, que conecta Tababela con las Panamericanas Norte y Sur, no termina de adecuarse, y el acceso a la cabecera norte del aeropuerto desde Oyacoto deberá esperar. Ojalá esta evidente descoordinación no afecte a los usuarios.