La semana fue tensa para el alcalde de Quito Mauricio Rodas. Los desacuerdos de concejales que le increparon muestran que hay varios problemas de fondo.
Todo empezó con la frágil mayoría de la alianza con la que llegó al poder municipal Mauricio Rodas en 2014.
Si bien ganó las elecciones y lo hizo con contundencia frente al candidato oficialista Augusto Barrera, de entrada, el grupo afín no obtuvo mayoría. Los votos de la bancada de Suma y Vive se vieron disminuidos por la incursión de Creo con listas propias, lo que provocó que el método D’Hont no se aplique para el movimiento del Alcalde. Creo se hizo de una curul y Alianza País contaba con el bloque más grande.
El largo proceso de la negociación del Metro fue revelando otras falencias.
Deserciones en su bloque, desgrane en concejales de Alianza País y hasta los episodios personales y sentimentales que trasladaron sus tensiones al Concejo conspiraban para la tranquilidad.
La votación de Metro -en la que Rodas contó con el apoyo de Alianza País – también fue motivo de críticas y presunciones de un entendimiento soterrado con el Presidente. Entonces algunos de los propios aliados ya se distanciaron. Luego, Vive perdió a su líder -Antonio Ricaurte renunció- y hoy otros concejales de Suma no están conformes.
Pero el alcalde Mauricio Rodas está obligado a recomponer su liderazgo y los concejales a dejar de lado sus ambiciones personales y posturas partidistas, como fue siempre, por el bien de Quito.