En ciudades como Quito, la resiliencia se ha convertido en una necesidad ante las adversidades, como los recurrentes cortes de energía eléctrica. Estos inconvenientes no solo afectan la vida cotidiana, sino que también plantean desafíos significativos para la seguridad vial y la convivencia ciudadana.
Los cortes de energía en Quito han sido una constante en los 51 días, lo que genera molestias y complicaciones para los habitantes.
Las luces de tráfico dejan de funcionar y crean un ambiente propenso a siniestros en las intersecciones más transitadas. En este contexto, es crucial que los conductores reduzcan la velocidad y mantengan una mayor atención al circular por las calles. La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha establecido límites de velocidad que deben ser respetados para evitar siniestros, especialmente en situaciones donde la señalización puede verse comprometida por la falta de electricidad.
Es fundamental que los conductores adopten comportamientos responsables al volante. En intersecciones conflictivas, reducir la velocidad puede prevenir incidentes graves. En lugares donde la señalización es deficiente, ceder el paso se convierte en un acto de responsabilidad que puede salvar vidas. Mantenerse alerta ante posibles imprevistos es vital, especialmente cuando otros conductores pueden no estar siguiendo las reglas.
Es obvio que la AMT no puede estar presente en todos los más de 200 cruces de Quito las 24 horas del día, lo que significa que cada conductor debe tomar precauciones por su propia seguridad.
Además de las preocupaciones viales, se ha reportado un aumento en los robos de generadores eléctricos en zonas como Tumbaco. Este fenómeno pone de manifiesto la necesidad urgente de reforzar el sentido de convivencia y seguridad en nuestras comunidades. La Policía Nacional debe intensificar sus rondas para disuadir estos delitos y garantizar un entorno seguro para todos.
La resiliencia no solo implica adaptarse a las circunstancias adversas, sino también fomentar un sentido de comunidad. Los ciudadanos deben trabajar juntos para crear un ambiente más seguro. Esto incluye: Fomentar la comunicación entre vecinos puede ayudar a identificar comportamientos sospechosos y prevenir delitos.
No se trata de encontrar un lado positivo a la crisis energética; más bien, debemos centrarnos en cómo podemos preservar nuestra seguridad y protección ciudadana. La situación actual exige una respuesta colectiva que priorice el bienestar común sobre el individualismo.