Quito se mueve con su propio pulso. La otrora ciudad franciscana es hoy una ciudad cosmopolita pero contagiada de una sordidez y falta de liderazgo que la vuelven aletargada.
Los quiteños y vecinos de Quito demandan que aparezca la luz para empezar una nueva andadura que la impulse a recuperar los valores y las cualidades de su bien ganada y legítima capitalidad. Ejemplo, señal y guía de la nación, todos los caminos condujeron siempre a Quito como a la Roma imperial del Viejo Mundo.
Quito vive el mal de la ausencia de liderazgo que tuvo siempre la condición de Alcalde de la ciudad capital, y las sospechas de una conducción sinuosa y poco nítida en la administración. La tragedia de Quito pasa por los procesos judiciales a los que debe atender el Dr. Jorge Yunda. Son varios juicios y llamados a declarar y hasta la afrenta de portar un grillete que le sigue los pasos para control judicial de su paradero a toda hora.
Por varias razones, la mayoría de concejales del Distrito Metropolitano de Quito decidió removerle ante un pedido fundamentado de un colectivo ciudadano. Entonces, empezó a escribirse otra página tragicómica de esta interminable historia.
Prevalido del derecho que le asiste al debido proceso, el entonces Alcalde decidió elevar una consulta ante el Tribunal Contencioso Electoral. El alto organismo tuvo a Quito en vilo y decidió no dar paso a las objeciones de la consulta y dejar que lo actuado por el Concejo siguiera su camino.
Allí llegaron dos recursos de protección. El Consejo Nacional de la Judicatura detectó irregularidades en la asignación de los jueces que atendieron una y otra causa, otorgaron protección a Yunda y dejaron congelada su remoción. Los jueces ahora están en la palestra pública.
Mientras tanto, los hechos muestran a un Alcalde removido que se aferra al cargo y a su despacho. Que dice que irá hasta las últimas consecuencias e incluso advierte con seguir acciones internacionales.
Una mayoría del Concejo actúa en torno al Vicealcalde, quien todavía no asume su cargo ni su despacho. La ciudad y sus vecinos, en veremos.