Remezón institucional

El Ecuador vivió conmovido la rendición de cuentas de dos autoridades por una grabación telefónica que mostró un alto grado de deterioro político en la cúpula de dos instituciones esenciales.

En un momento singular, la Asamblea Nacional destituyó a su presidente, José Serrano, y decidió llamar a juicio político al Fiscal General en una sola resolución. Hubo 103 votos y algunas extrañas ausencias de legisladores.

La destitución de un alto dignatario solo tiene dos antecedentes desde el retorno a los gobiernos civiles, en 1978. Luego de Averroes Bucaram y de Susana González, Serrano es el tercer presidente del ente que debe dejar su cargo.

Al país le hace falta un baño de verdad, pero merece sosiego para seguir adelante. La recomposición institucional es una tarea urgente, y se espera que la persona elegida en la Asamblea para sustituir a Serrano sepa estar a la altura del momento, reparar la imagen deteriorada del Poder Legislativo, encabezar la reestructura de unas comisiones de lento accionar y asumir la tarea de aprobar leyes indispensables.

Es bueno que ya exista un Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio, que debe completar su tarea de revisar lo actuado por varias autoridades y promover los cambios necesarios.

Es un punto de partida para que el país se ocupe de las urgencias de la economía. El Gobierno debe, de una vez por todas, señalar su plan para derrotar al subempleo y a la parálisis económica.

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