Lo político, lo social, lo jurídico, lo económico. Los cuatro grandes ejes que presidieron el arranque del nuevo Gobierno.
Mientras se agitaba el escenario en la arena política y el Presidente ponía acento en su visión social con sensibilidad por los sectores más desprotegidos, el mapa jurídico trazaba caminos insospechados.
En ese entorno el camino del diálogo parecía la mejor idea – sigue siendo la mejor idea – para resolver diferencias entre el poder Ejecutivo, los representantes gremiales y el empresariado.
Pero pese a la voluntad de las partes y a los esfuerzos desplegados, el resultado de una ley que entró al análisis legislativo con el sello de la urgencia, no fue del todo satisfactorio. Ni la ley llenó las expectativas de los dirigentes de las cámaras de la producción, ni la palabra presidencial que señaló que apenas había desacuerdos menores y peor el producto del debate legislativo y los cambios formulados por una composición diversa en lo político e ideológico, arrojaron un proyecto conducente al objetivo planteado: reactivar la economía, generar producción y fomentar muchas plazas de empleo.
Más allá de la buena voluntad por conjugar el sentido social con un plan económico coherente para incentivar inversión y crecimiento, los cambios en el frente económico no llenaron las expectativas generadas por cuanto el equipo económico no muestra un rumbo cierto. ¿Habrá que esperar recién al resultado de la consulta?