El gasto estatal, en un año que el propio presidente Rafael Correa tildó de difícil, está en la mira.
El Gobierno, en sus ocho años al frente del poder político concentrado, ha empleado nada menos que USD
36 382 millones en subsidios.
La inversión asciende a USD 73 833 millones y el gasto en sueldos de la burocracia suma USD 54 469 millones. El total es USD 228 317 millones, varias veces más de lo que se gastó en los ocho años anteriores a Rafael Correa.
La política de subsidios es un punto crítico cuando se habla de un año difícil. Un recorte presupuestario inicial que supera los USD 1 400 millones y las advertencias de una menor velocidad en la inversión que el Presidente hizo hace pocos meses, son los primeros indicios de un freno a la dinámica económica. Ese aliento del Estado al gasto nacional disminuirá y tendrá sus impactos.
En materia de subsidios, cabe recordar que el bono de desarrollo humano data del tiempo del presidente Jamil Mahuad. Entonces Nathalie Cely, colaboradora de esa época y alta funcionaria del régimen de Correa (hoy es embajadora en EE.UU.) diseñó el plan que se bautizó como bono de la pobreza. Un bono asistencialista no debiera durar toda la vida. Lo ideal es fomentar el crecimiento económico que genere empleo y riqueza.
En el ámbito de los combustibles, el cambio de matriz energética puede pintar otro panorama. Habrá que esperar al 2016, mientras la subvención será una pesada carga para un Fisco que debe hacer ajustes.