La capital afrontará varios retos con la apertura de los vuelos en el nuevo Aeropuerto Mariscal Sucre, en la zona de Tababela. Probablemente tardará varios años resolverlos. Los vecinos de la actual terminal aérea, agobiados por el esmog, el ruido y el trajín permanente, a más del riesgo de accidentes, en el futuro inmediato tendrán otro tipo de preocupaciones, relacionadas con la nueva planificación de la ciudad en los terrenos que ahora ocupa esa infraestructura.
El Ecuador experimenta un ‘boom’ de la construcción desde el 2005 y vive los altos costos de materiales y mano de obra. Ahora el polo de desarrollo alrededor de las áreas de la terminal que se dejarán de usar contempla parques, edificaciones y centros de desarrollo.
Además será menester modificar las normas de construcción, salvaguardando, lógicamente, todas las precauciones en materia de sismorresistencia. El tope de pisos de los edificios subirá. Se viene un crecimiento vertical. El auge constructivo no solamente puede experimentarse en las zonas aledañas a la terminal actual, sino en todos los conos de aproximación de las aeronaves que hoy tienen obvias limitantes.
La construcción se va a mover y habrá oferta abundante de edificios. Pero sin duda un reto para la administración municipal será la fijación de las nuevas regulaciones; los criterios técnicos deben primar. Es importante exigir el número de plazas suficientes de estacionamiento de los edificios y las zonas de aparcamiento del público de oficinas y negocios con fácil acceso, así como la provisión de servicios básicos. Este nuevo polo, además, demandará de nuevos trazados de calles, avenidas y rutas de acceso y salida para evitar que la tremenda congestión que hoy vive la ciudad se agrave.