Luego de cuatro meses de aprendizaje y formación, esta semana la Agencia Nacional de Tránsito acreditó a 386 nuevos agentes.
Estos profesionales que ya están saliendo a las calles de Quito, según explicaron autoridades del Cabildo, tienen una mejor concepción de su tarea que quienes antes estaban en funciones, en atención a su formación más completa.
Cabe recordar que la administración de Augusto Barrera fue la primera en asumir las competencias del tránsito en la ciudad capital, toda de vez que las nuevas normas lo disponían.
Se hicieron esfuerzos de capacitación a los agentes que salieron en corto tiempo a las calles a sustituir la labor antes encomendada a la Policía.
Es verdad que la tarea de los agentes de Tránsito es complicada e incomprendida por los conductores, mucho más en horas pico, con emergencias, congestiones, lluvia y tensiones propias del manejo de vehículos en una ciudad que ve crecer de manera exorbitante su parque automotor y de modo menos acelerado las soluciones integrales al transporte.
Es verdad, así mismo, que los agentes que estaban operando muestran cierto grado de impericia y nerviosismo y varias veces provocan desconcierto.
Por eso es que la incorporación de más agentes, y con una formación más integral, debiera ser un alivio para todos, ya que no solo el número de agentes sino los factores que caotizan el tránsito merecen especial atención.
Hace falta ahora la colaboración ciudadana con los nuevos servidores.