No habrá segunda vuelta. Vladimir Putin retorna a la Presidencial con más del 60% de los votos. En realidad nunca se alejó del poder. Fue Presidente durante dos períodos; tras la elección de su delfín Dimitri Medvédev, se instaló como Primer Ministro y ahora vuelve a la Presidencia por seis años. Como se modificaron las normas, podrá ser reelegido en otro período inmediato.
Putin fue, durante el Gobierno comunista, agente de la KGB, la temible y poderosa organización de espionaje de la antigua Unión Soviética. Después de la Perestroika y la Glásnost (apertura y transparencia) impulsadas por el último líder de la URSS, Mijaíl Gorbachov, la atomización en varios estados dio paso a Rusia. Su presidente, Boris Yeltsin, entregó el poder a Putin.
Hoy lidera un partido (Rusia Unida) y sus contrincantes son los viejos comunistas, ultranacionalistas y socialdemócratas que en esta elección no pudieron hacerle calor. Los opositores han denunciado un gran fraude electoral, mientras Putin dijo en la emblemática Plaza Roja de Moscú que eran las elecciones más limpias de la historia. Imitando a otros líderes políticos, Putin ha consolidado un poder mediático importante en sus manos y hasta escribe columnas de opinión, según sus críticos pregonando lo que no aplica como político.
Sobre la apertura hacia el capitalismo en la Rusia postsoviética, mucho se comenta de las nuevas oligarquías compuestas por ex funcionarios de la nomenclatura comunista, que han formado grandes fortunas. Con ese peso en su imagen y con la innegable incidencia de su país en la geopolítica planetaria (Siria, Irán, etc.) Putin asumirá el poder en una de las naciones más influyentes del planeta, considerada como potencia emergente.