Los trabajos de reparación de un tramo de la tubería averiada del Proyecto Carrizal-Chone apenas empezaron en este mes de enero.
90 000 personas asentadas en unas 13 000 hectáreas del norte de Manabí, cuya principal actividad y fuente de ingresos está vinculada al campo, se quedaron sin agua luego de los sismos de abril del 2016.
Es verdad que la vida, el cuidado de los heridos y las viviendas destruidas eran la prioridad. Pero la producción, que es el motor de la economía para esos ecuatorianos, gira en torno a la producción agrícola y ganadera que depende del riego.
El proyecto Carrizal- Chone anunciado en el año 2000 apenas si cumplió hasta 2019 con el 60% de su meta.
Esta importante obra tuvo dos fases, desde el inicio de la construcción en el año 2002. El costo fue de más de USD 209 millones.
Hoy la reparación demandará de USD 17,4 millones adicionales. El Banco de Desarrollo del Ecuador y el Consejo Provincial de Manabí están al frente de la reparación de los 12 kilómetros de tubería, cortada por tramos por efecto del fuerte terremoto y sus réplicas, cuyos estragos entre los agricultores y ganaderos se empezaron a sentir desde los minutos siguientes a los sismos y su impacto.
El proyecto Carrizal-Chone es parte de otras obras fundamentales de la provincia manabita, como el sistema multipropósito Chone y el de la presa Poza Honda. La funcionalidad de estos proyectos atañe tanto al riego en las épocas de sequía como a la regulación de las inundaciones en la temporada invernal para evitar o paliar los efectos de las correntadas y desbordamientos.
Además de estas fisuras y daños en la tubería de agua propiamente dicha, se han detectado problemas en los sistemas de automatización y sincronización del riego que es menester reparar.
La producción es fuente clave en la economía de la provincia y contribuye a las demandas alimenticias de todo el país. La reparación es impostergable, pero al mismo tiempo es necesario establecer responsabilidades anteriores al terremoto.