Procesos electorales, con normas transparentes
Quizá las urgencias por solucionar los temas del día a día, de la pobreza, de la falta de trabajo, de los aprietos empresariales y personales por pagar deudas, oculten un debate clave.
Los intentos, fallidos o milagrosos, de inscribir candidaturas de personas imputadas por severos delitos de corrupción solo ponen en la palestra pública aquello que dijo hace poco el propio Presidente de la Legislatura y que es motivo de escarnio nacional.
Si en la actualidad casi la mitad de los asambleístas tienen o han tenido problemas pendientes con la justicia, ¿qué podemos esperar si en las listas de candidatos se infiltran o las integran quienes primero debieran responder antes de seguir haciendo política, o peor todavía si ven su incursión como una salida fácil para perdurar en la vida pública?
Hace falta un baño de honradez, de honorabilidad y respeto a la sociedad en los tiempos que corren. El desprestigio de la actividad parlamentaria mina uno de los pilares de la democracia representativa.
La capacidad, transparencia y calidad de los legisladores debieran ser los objetivos por un país mejor. Luego de esta elección es un tema que toda la sociedad debiera discutir de una vez, a fondo y en serio.
Que a esta altura estemos conociendo apenas y debatiendo sobre las normas legales y los requisitos par ser candidatos refleja la poca cultura democrática y cívica que tenemos como sociedad en la materia.
Los hechos públicos punibles que han sido sancionados por condenas a altos cargos y que tienen bajo sospecha a decenas de funcionarios por mal uso de fondos públicos debieran ser lecciones dignas de aprender.
Si el país debe destinar sus pocos recursos a los temas fundamentales como la educación, la salud y la atención social a los preteridos, se requiere un uso pulcro y ordenado de los dineros públicos.
Para avanzar en la lucha contra la impunidad es urgente una reforma a fondo de estos parámetros para inscribir candidatos, y evitar que quienes provocan la vergüenza nacional sigan pensando en hacer una política guiada por sus intereses personales.