Ayer se cumplió el primer año de cuando Guillermo Lasso juró lealtad a la Constitución como Presidente de la República. Recibió un país atravesado por la pandemia del covid-19, que, a su vez, agravó aún más la crisis económica que se arrastraba por varios años.
Su llegada a Carondelet fue compleja. Si bien hubo un respiro de alivio en muchos sectores porque marcaba el fin del correísmo, el Presidente no podía pensar que los votos que recibió fueron un apoyo incondicional a su proyecto. Llegó a la segunda vuelta con apenas el 0,35% sobre Yaku Pérez. En esta, superó a Andrés Arauz, con el 4,72%. Aquellos números se entendieron más como un rechazo a la Revolución Ciudadana.
Como suele ocurrir, los primeros pasos del Gobierno lucían interesantes y llenaban de esperanzas. La vacunación contra el covid-19 fue ejemplar y es lo más destacado en este año de Administración. Pero la campaña siempre ha tenido un objetivo: la recuperación de la economía y de la normalidad.
Los especialistas sostienen que las finanzas han mejorado. De algún modo, se está poniendo “la casa en orden”, y eso debe ser considerado como valioso. Hay una mayor apertura para la inversión extranjera y una mayor libertad económica. Pero el empleo no llega siquiera a las cifras anteriores a la pandemia, que ya eran exiguas. Apenas el 32% de la población económicamente activa tiene un trabajo adecuado; el 62%, obviamente, en la informalidad. Otros frentes con problemas son la educación y la salud como sistemas y, fundamentalmente, la seguridad a todo nivel.
La crisis política y las tensiones con la Función Legislativa impiden la gobernabilidad. El Mandatario perdió un importante margen de respaldo cuando se concedió el hábeas corpus al exvicepresidente Jorge Glas. Aunque ahora volvió a prisión, para muchos se trató de un pacto con el correísmo. Y sabido es que, en política, es sumamente difícil recuperar la imagen perdida. Si bien se puede destacar que el país vive una mayor libertad de pensamiento y expresión que el correísmo vilipendió y atacó, lo difícil es recuperar la confianza perdida.